Había una mujer con un bebé en sus brazos que fue asesinada cuando estaba a punto de tocar la bandera de tregua, y las mujeres y los niños por supuesto se esparcieron por todo el campamento circular hasta que fueron matados. Muy cerca de la bandera de tregua, una madre fue acribillada con su bebé. El niño, sin saber que su madre estaba muerta, seguía mamando, y ésa fue una escena especialmente triste. Las mujeres, mientras escapaban con sus bebés, fueron asesinadas juntas, atravesadas por las balas, y las mujeres embarazadas también fueron asesinadas. Todos los Indios huyeron en estas tres direcciones y, después de que casi todos ellos habían sido asesinados, alguien gritó que todos los que no habían muerto debían salir y que estarían a salvo. Unos niños pequeños que no estaban heridos salieron de sus refugios y, en cuanto estuvieron a la vista, muchos soldados los rodearon y los asesinaron ahí mismo. (American Horse de los Oglala Sioux, 1891)
"...Se entabló la lucha, mano a mano, sin ser anunciada por el clamor de la trompeta...Los sioux caían uno a uno.. el Séptimo les mató a todos."
"Los soldados comenzaron a desarmar por la mañana a los de Big Foot, los cuales acampaban en el llano contiguo al otero en que ahora están el monumento y el cementerio. La gente amontonó casi todas las armas de fuego, e incluso los cuchillos, junto al tipi de su jefe enfermo. Había blancos en el cerro y sus alrededores, y también en el sur, al otro lado de la cañada, y el este, a lo largo de Wounded Knee Creek. La partida estaba casi rodeada y los fusiles de carro la apuntaban.
Como algunos no habían entregado sus armas, los soldados registraron los tipís, tirando objetos y tocando todo. Un hombre llamado Yellow Bird estaba con otro delante del tipi donde Big Foot se hallaba enfermo. Telas blancas los cubrían por completo, con agujeros para mirar, y escondían los fusiles debajo de ellas. Un oficial los cacheó.
Desarmó al otro hombre y pretendió hacer lo mismo con Yellow Bird, el cual se resistió. Luchó con el oficial y, durante la pugna, el arma se disparó y mató al wasichu. Los soldados y algunas personas aseveran que lo hizo voluntariamente; sin embargo, Chief Dog, que asistió al lance, asegura lo contrarío. En cuanto sonó el disparo, un oficial mató a Big Foot de un tiro, a pesar de que estaba enfermo en el interior del tipi.
De pronto nadie supo lo que ocurría, salvo que los soldados estaban dando fuego y los fusiles de carro diezmaban al pueblo. Muchos perecieron en el mismo sitio en que se encontraban. Las mujeres y los niños corrieron hacia la cañada, ascendiendo en dirección al oeste. Los soldados los cazaban durante la huida. Había únicamente un centenar de guerreros y casi quinientos wasichus. Los bravos se precipitaron al montón de fusiles y cuchillos. Hasta que consiguieron recobrarlos, combatieron al enemigo con las manos desnudas...
Entretanto, muchos lakotas, que habían percibido las descargas, llegaban de Pine Ridge. Mujeres, muchachos y niñitos, muertos y heridos, sembraban los lugares por donde habían querido escapar. Los wasichus los habían acosado a lo largo de la cañada y los habían asesinado. A veces estaban amontonados, porque habían intentado acurrucarse en grupo, y algunos estaban aislados; otras veces, pilas de ellos habían sido destrozadas por el impacto de los fusiles de carro. Hallé a un pequeñín que intentaba mamar, pero su madre, cubierta de sangre, había muerto.
Dos niños, en la cañada, se habían defendido y habían matado soldados, cuyos cadáveres vimos. Los niños estaban solos e ilesos. Eran muy intrépidos. Hombres, mujeres y niños, apilados o separados, cubrían el llano que había en la base del otero en que los wasichus dispusieron sus fusiles de carro, y hacia el oeste, subiendo por la cañada hasta la cumbre, se encontraban cadáveres aislados de mujeres, muchachitos y niños. Al ver aquello deseé haber muerto también, aunque no me apené por las mujeres y los pequeños. Era preferible que gozasen de la felicidad del otro mundo. Anhelé estar con ellos. Pero ansiaba desquitarme antes de morir. Pensé que llegaría el día en que podríamos vengarnos".
Era un agradable día invernal cuando la desgracia sucedió. El sol lucía. Pero cuando los soldados, cumplido su sucio cometido, se retiraron, principió a caer espesa nieve. El viento se suscitó con la noche. Hubo una tremenda ventisca e hizo mucho frío. La nieve se acumuló en la retorcida cañada y la transformó en un largo sepulcro de mujeres, muchachos y niños destrozados, que jamás hicieron daño alguno y que sólo intentaron huir. (Black Elk)
Poco después de la masacre de Wounded Knee, los miembros de la Séptima Caballería fueron condecorados con la Medalla de (des)Honor por sus "valientes esfuerzos" en defensa de lo que se conoce como La Gran Manera Americana.
Puedes firmar la petición para rescindir dichas medallas